Santo Domingo de Guzmán en el camino a la definición dogmática concepcionista

Santo Domingo de Guzmán, gloria del Clero Diocesano de España y Canónigo de la Catedral de Osma es conocido por ser el fundador de la Orden de Predicadores, propagadora del santo rosario, razón por la que él has sido asociado al rezo del rosario. En el siglo XV surgió la piadosa leyenda en la cual la Virgen le entregó una camándula. Si bien, esta la aparición carece totalmente de base histórica, la devoción mariana de Santo Domingo es real.

En el camino a la definición dogmática de la Inmaculada Concepción los frailes dominicos son recordados como los principales opositores de los frailes franciscanos. Pero no sólo hubo amistad entre los fundadores de estas órdenes mendicantes, sino unión en la lucha por esta causa mariana, pues Santo Domingo de Guzmán fue un defendor acérrimo de la Purísima Concepción de Nuestra Señora en sus predicaciones y escritos.

Es conocido el debate contra los herejes albigenses, donde el santo y ellos arrojaron unos libros en la hoguera. Mientras los libros heréticos se consumían, los del santo flotaban sobre las llamas. Pero eso no es todo. En esta señal milagrosa hay un valioso detalle que no se debe omitir. En los libros de Santo Domingo, habían dos sentencias escritas por él, una referente a la Santísima Trinidad y la otra respecto de la Inmaculada Concepción.

La sentencia en favor de la Purísima Concepción que se hallaba en aquel libro es la siguiente: "Así como Adán fue formado de tierra virgen y no maldita, así era conveniente que el segundo Adán, Cristo, naciera también de tierra nunca maldita, es decir, de la Virgen". Esta definición la alcanzó luego de mucha oración y penitencia, sobre todo comprendiendo el himno 《Ave, maris stella》 (Salve, del Mar Estrella).

Fray Boviso de Piacenza, en el proceso de canonización declaró que Santo Domingo rezaba el himno 《Ave, maris stella》 al experimentar contrariedades, a las que daba un sentido penitencial. De esta manera, ofrecía sus penitencias a la Toda Perfecta y la devoción mariana lo santificaba meditando la intercesión de la Santísima Virgen, a quien reverenciaba "tomando de Gabriel el 《Ave》, Virgen alma, mudando el nombre de Eva..."

Santo Tomás de Aquino (1226-1274) escribió sobre la santificación de la Virgen antes de nacer, creyendo que plantear la Inmaculada Concepción restaría méritos a la Pasión del Señor. Muchos frailes dominicos, tomaron como irrefutable esta teoría, pero fueron vencidos por el franciscano Doctor Escoto, quien defendió que la Virgen fue preservada del pecado original en atención a los méritos previstos de la Pasión del Redentor.

Si bien, es famosa la rivalidad que hubo con los franciscanos por el tema de la Inmaculada Concepción, no todos los frailes dominicos estuvieron en contra. Además de Santo Domingo, también sus hijos predilectos contribuyeron en la defensa de este misterio de fe. La tesis tomista, más que un obstáculo, fue un medio para que los teólogos inmaculistas purificaran sus planteamientos con argumentos válidamente razonables.

San Vicente Ferrer (1350-1419), llamado Ángel del Apocalipsis y Apóstol de Valencia, predicó sobre la contraposición entre Eva y María, expresando la cooperación de la Virgen con Cristo en la redención. Otro valenciano, San Luis Beltrán (1526-1581), en un sermón escrito y predicado en una Fiesta de Concepción, dijo que además de quedar exenta de pecado original, la Virgen recibió muchas gracias desde el primer instante de su vida.

El ubedense Venerable Fray Domingo de Vico, Apóstol de la Verapaz y primer mártir de Guatemala (+ 1555), en su 《Theologia Indorum》 enumeró el Día de Concepción entre las fiestas marianas. San Pío V, dominico italiano, en la bula 《Ex omnibus afflictionibus》 condenó a Miguel Bayo en 1567, quien sostenía que la Virgen estuvo sometida al pecado original y a pecados personales; en 1568 introdujo la Fiesta de la Inmaculada en el Breviario Romano.

8 siglos han pasado desde que voló al cielo Santo Domingo,《el Predicador de la Inmaculada》. Que este fiel guardián de la fe que Santiago heredó al Clero de la España Católica, interceda por todas las naciones de Hispanoamérica. Que siguiendo su ejemplo estemos siempre dispuestos a 《alabar, bendecir y predicar》la gloria de la Santísima Trinidad y la total perfección, pureza y santidad de María nuestra Emperatriz, Madre y Patrona.

Investigación y redacción:
Don José Barillas, Pbro.

Fuentes consultadas:

Casañ y Alegre, Joaquín. "Vida de la Santísima Virgen María Madre de Dios. Con la descripción de los lugares que habitó en Egipto, Palestina y principales festividades de la Virgen". (1899) Escrita con sujeción a los sagrados textos y obras escritas sobre la Santa Señora aprobadas por la Autoridad Eclesiástica. Valencia, Centro Editorial de A. García.

Esponera Cerdan, OP; Fray Alfonso. (2015) "La Virgen María según San Vicente Ferrer". Director del Centro de Estudios sobre San Vicente Ferrer de la Provincia de la Corona de Aragón. Valencia.

Farrell Cahill, Monseñor Gerardo Tomás. (1986) "La devoción a la Inmaculada Concepción en el pueblo latinoamericano." Libro 7. Nuestra Señora de América Colección Mariológica del V Centenario. Bogotá. Consejo Episcopal Latinoamericano - CELAM.

García Álvarez, OP; Fray Emilio. (2013) "El amor de Santo Domingo a la Virgen María. Tema de Estudio y Reflexión". Convento de Santo Domingo, Caleruega. Campus Dominicano.

Museo Nacional del Prado. "La Virgen entregando el rosario a Santo Domingo." Aguada parda, pluma preparado a lápiz sobre papel verjurado, amarillento 160 x 117 mm. Obra de arte de Alonso Cano, hacia 1665. No expuesta. Gobierno de España. Ministerio de Cultura y Deporte.

Ilustración: Sanctorum Mater.