(...) El Evangelio de hoy dice que el Apóstol San Pedro entró el primero en el sepulcro y vio las sábanas por el suelo y el sudario envuelto en un lugar separado. Luego también entró el otro discípulo, quien, dice el Evangelio, "vio y creyó" (v. 8). Este par de verbos es muy importante: ver y creer. A lo largo del Evangelio de Juan, se dice que los discípulos, viendo los signos que Jesús hacía, creyeron en Él. Ver y creer. ¿De qué signos se trata? El agua transformada en vino para la boda; de algunos enfermos curados; de un ciego que recobra la vista; de una gran multitud saciada con cinco panes y dos peces; de la resurrección de su amigo Lázaro, muerto desde hacía cuatro días. En todos estos signos, Jesús revela el rostro invisible de Dios.

(...) Esta es la novedad revolucionaria del Evangelio: el sepulcro vacío de Cristo se convierte en el último signo en el que brilla la victoria definitiva de la Vida. ¡Y entonces no tengamos miedo!

Recomendado.

Recemos por todas las Familias del mundo ante una sociedad que quiere destruir el plan de Dios para ellas.